viernes, 14 de septiembre de 2007

Ron también es un llorica

Me di cuenta que Ron estaba acabado el día que se echó a llorar en el padock de Monza.

Ron, el jefe de la escudería, el hombre fuerte, no puede derrumbarse de esa manera. Lloran los dictadores cuando ven que su final se acerca, no los que ven un futuro por delante.

Y es que Ron ha cometido demasiados errores este año. Ha contratado a un bicampeón del mundo en alza para convertirlo en un piloto probador. Ha intentado trampear a la única escudería que puede hacerle frente en los despachos. Y, para colmo, todos nos hemos enterado.

No creo que la sanción de la FIA le haga cambiar de opinión. Porque Ron es un "ganador".

Es el signo de los tiempos. Sólo importa ganar, no importa cómo. En cuanto Ron se dio cuenta que había un chico inglés de cierta calidad, fue preparando el camino para él, sin importar el precio. Todo estaba preparado amigos. Schumi se retiraba ganando y al año siguiente Hamilton toma el relevo.

Pero claro, la vida no siempre es lo que esperamos. Alonso le amargó la retirada a Schumi y le está amargando la temporada a Hamilton.

Visto todo lo que ha hecho Ron este año para que gane su chico, uno no puede menos que preguntarse cuántas cosas habrá hecho en años anteriores. Los campeonatos ¿son de Lewis o son de Ron? Hum...

Me pregunto cuántos buenos pilotos se han quedado en la cuneta. Chicos que eran más o menos como Lewis, pero que no tenían padrino que llevarse a la boca. Pilotos como De la Rosa: grandes profesionales, regulares, eficientes, pero que no llegan a pilotos oficiales simplemente porque no tienen la nacionalidad adecuada.

Siempre se dijo que en el deporte ganaba el mejor. Pero ya no. Ahora se aplica el viejo principio de que, parafraseando a Sergio Aragonés, "ganador es el que gana". Así que pillan, roban, matan, hacen lo que haga falta, pero ganan.

Cada vez gustan a menos gente, claro. No es fácil admirarles cuando uno averigua lo que están haciendo. Pero ellos siguen ganando.

Tal vez por justicia poética, Ron recibirá su merecido. No sólo por la sanción de la FIA, no. Es que Ron ha criado un ganador, Lewis, que ya le ha traicionado y le traicionará otra vez cuando lo necesite. Y que le dejará tirado en cuanto Ron ya no le sirva.

Es el precio del triunfo.

Sic transit gloria mundit.

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