lunes, 1 de octubre de 2007

Pan y Circo

Supongo que a estas alturas, el anuncio del Lehendakari Ibarretxe de que "alomojó" celebra una "consulta" vinculante sobre no se sabe muy bien qué en el 2010 será el centro de todos los comentarios políticos del país.

La verdad es que con todo lo que ha ido pasando en estos años, uno tiende a ser escéptico sobre estas cosas que se anuncian cíclicamente cada vez que hay elecciones y desaparecen después. Todos sabemos que de lo que se trata en estos casos es de que se hable de la cuestión, que los que se tienen que rasgar las vestiduras se las rasguen, que con un poco de suerte te llamen al juzgado para poder hacer un par de manifas de adhesión, que la gente te vote y a otra cosa.

No soy quien para comentar el sentir mayoritario de la sociedad vasca sobre la cuestión. Pero creo que muchos preferirían que el Lehendakari se dejara de estas cosas y se dedicara a las carreteras, los hospitales, y todas esas cosas.

Por el otro lado, es mosqueante la negativa tajante de los de siempre a consultar a los ciudadanos estas cosas. Lo que entronca con el debate que, sobre la pervivencia de la monarquía, ha surgido en los últimos tiempos (un poco artificialmente, la verdad).

La verdad es que la propuesta se ha realizado con muy malos modos, lo que coadyuva a que no sea aceptada. La competencia para celebrar referendums, recordemos, pertenece al Gobierno y ni el Lehendakari ni el parlamento vasco pueden convocarlo. El chantaje a otras instituciones del Estado es inaceptable.

Son muchos aspectos a analizar de esta cuestión. Pero como siempre, vamos a evitar el terreno más trillado y vamos a explicar por qué todo esto es una tomadura de pelo de dimensiones colosales.

No existe el "ámbito vasco de decisión" ni nada que se le parezca. El derecho de Autodeterminación no está reconocido en nuestro ordenamiento. Un referendum, aún celebrado con el consentimiento del Gobierno de España, no produciría efecto alguno. Todo lo que queramos hacer en estas materias exige, o la reforma constitucional, o la total ruptura con nuestro régimen jurídico actual.

Descartemos esto último. El marco constitucional es un todo. Si lo desechamos, debemos hacerlo totalmente. Y a la vista de experiencias anteriores, no creo que nos convenga demasiado, la verdad.

La reforma constitucional (créanme, puede hacerse, a pesar de lo que digan muchos), más asequible, exigiría acudir al sistema del artículo 168. Esquemáticamente, aprobación por las Cortes generales, Elecciones, Ratificación por las nuevas Cortes y referéndum a nivel nacional.

Como ven, no es sencillo y no puede hacerse sin consultar dos veces a la totalidad del cuerpo electoral. No puede hacerse de otra manera. No depende ni de este ni de otro presidente del Gobierno.

La insinuación de que el gobierno español no hace estas cosas porque no quiere, engañar a los ciudadanos sobre los derechos que realmente tienen, no es más que intentar distraer la atención, para que no se hable de los auténticos problemas. Incluso sobre cuál es el encaje más adecuado de las regiones españolas o sobre si es más importante la tradición y la historia que la mala gestión del presente.

Lo cierto es que en muchas partes de España nos han embarcado en discusiones sobre la revisión histórica, a veces creando reinos, a veces intentando hacer desparecer otros. Y lo que realmente importa es lo otro. Dejemos la historia para los historiadores y encarguémonos de la educación, de la sanidad, de la violencia, de los salarios precarios, de la despoblación, de los accidentes laborales...

No queremos salvapatrias, queremos buenos gestores. Dejen que nos organicemos nosotros, que ya sabemos más de eso.


2 comentarios:

Drenched dijo...

Un gran discurso, más de uno tendría que leerlo, a ver si así se daban cuenta de que existen otras cosas más importantes que aquellas que intentan meternos en el cerebro a base de televisión, prensa, etc. Es muy triste ver todo lo que está pasando en España últimamente, a ver cómo terminamos

Llobu dijo...

bueno aquí estoy en su mayoría de acuerdo contigo, pero no en todo; sí estoy a favor de una cosulta al pueblo vasco al respecto, aunque no es el tiempo ni es el momento ya que ETA, pese a estar más muerta que viva, todavía sigue existiendo, y con ETA viva, pese a su estado moribundo, la coacción psicológica que ejercería sería mucha y no sería una consulta libre; se los riesgos que entraña, sobre todo por el caso catalán, que Ibarretxe en realidad no quiere la independencia (recordad lo que quería: Estado Libre Asociado, u sea, estar para lo bueno y poco para lo malo), pero los pueblos evolucionan y si España no evoluciona, entre los nacionalistas vascos/catalanes y los nacionalistas inmovilistas españoles, nos la van a joder, y qué quieres que te diga, me gusta ser español (y leonés), (y, entre tanto, a ver si nos dan la Autonomía Leonesa de una vez, ¡leñe!). Un abrazo

 
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