miércoles, 31 de octubre de 2007

Todos a la Cárcel

En los buenos viejos tiempos las cosas se hacían de otra manera: horcas, antorchas, perros... Hoy en día, los linchamientos se hacen mucho más cómodamente, desde la redacción de un periódico.

En nuestra serie "Los medios de comunicación: la mala semilla" hoy hablaremos del tratamiento que se da a los casos más espectaculares del derecho penal. Que son los únicos que al parecer interesan a esta gente.

Hemos de comenzar explicando, de manera un poco burda, qué es lo que se tiene en cuenta a la hora de juzgar a una persona que puede haber cometido un delito.

En primer lugar, como es evidente hay que estar a los hechos. Esto, que puede parecer de perogrullo, tiene mucha importancia porque muchas veces es imposible llevar esos hechos al proceso.
Un sencillo ejemplo: Ayer cené un filete a la plancha. Si quiero probar eso en un proceso, tendría que llevar testigos (mis compañeros de mesa). En el caso de que hubiera cenado solo, sería muy difícil de demostrar. Es la verdad "material" pero no sería una verdad "procesal". Así pues, los hechos han de ser hechos probados.

En segundo lugar, ha de estarse a la tipificación del hecho en el Código Penal, y que pena se impone por la comisión de dichos hechos. Si el acto no está incluido en el CP, no es sancionable. Si
la pena impuesta es una multa, no puede condenarse a pena de cárcel, y viceversa. Aquí subyace la distinción entre delitos y faltas.


En tercer lugar, ha de probarse la intencionalidad. Es más grave un delito cometido de forma voluntaria (dolosos) que involuntaria, por descuido o negligencia (culposos).

Finalmente, hay que tener en cuenta, en la mayoría de los delitos, la gravedad de las consecuencias del delito, que también influirá en la pena.

Con estos elementos en mente, ustedes pueden analizar, desfavorablemente, el tratamiento que los medios hacen de la mayoría de los asuntos judiciales. Puede ponerse cualquier ejemplo: El "caso Madelaine", el caso del ataque en el tren de Cataluña, los atentados del 11-M, la violencia doméstica....

En general, en cualquiera de estos asuntos, los medios toman por hechos "probados" la versión de una de las partes, que es la que nos trasmiten a nosotros, el pueblo. Pueden ser ciertos o no, eso no lo sabremos, pero en general carecen de pruebas.

Otro aspecto curioso es que en general se habla de los hechos en sí, sin considerar si hay o no voluntariedad. Un buen ejemplo es el "caso Farruquito". El hecho es que Farruquito atropelló a un hombre y como consecuencia de ello, este murió. Además huyó sin prestarle asistencia, lo que agravó la condena. En general se ha dicho que la condena es escasa. Pero todos olvidan que fue un accidente. Causado por el exceso de velocidad, la impericia y el descuido. Por eso se le condena. Pero no puede ser igual que la de una persona que, premeditadamente, mata a otra. Es evidente que este hecho es mucho más grave.

Además, no se tiene nunca en cuenta ni cuál es la pena que la ley establece ni tampoco cuáles han sido las consecuencias del delito. Un buen ejemplo es el delito de lesiones, tan manoseado en estos últimos días. No es lo mismo dar una patada a una persona y no causarle lesiones, que hacerle un corte en la ceja que romperle la mandíbula. Es lo que determina la ley y parece razonable. Y si los hechos nos llevan a una condena de multa, no puede exigirse prisión preventiva.
S
e ha defendido incluso que se amplíe el tiempo de detención preventiva (antes de que se ponga a una persona a disposición judicial), que actualmente está en 72 horas. Es una barbaridad auténtica. Incluso algunos han dicho que esto del "procedimiento" es absurdo y se viene a decir que hay que cortar por lo sano y que, permítaseme la expresión "no hay más justicia que la catalana".

El problema, claro, es que cuando vemos u oímos estos casos, nos ponemos en el sitio de las víctimas, pero podemos vernos en el otro lado. No es tan difícil.

Los que conducimos podemos atropellar y matar a una persona en cualquier momento. No digo que vayamos a huir como hizo Farruquito, pero comentemos negligencias a cada momento.
Imagínense que la policía pudiera detenernos treinta o cuarenta días sin llevarnos ante un juez. Que se nos metiera en prisión preventiva, aunque no hubiera motivo. Que se nos condenara a cinco o seis años de prisión, sin juicio.

Es algo en lo que hay que pensar detenidamente. No se puede legislar a golpe de calentón.

Y no se puede hablar con tanta liberalidad de lo que nada se sabe.

martes, 30 de octubre de 2007

Cercanías

Al parecer en la legendaria tierra de Cataluña la gente tiene que tomar el autobús para ir al trabajo y llega con bastante retraso. Problemas con dos líneas de cercanías. La verdad es que seguí el asunto con cierto detenimiento hasta que empezó a decirse que el presidente del gobierno (de España) tenía que dimitir porque había salido un socavón, momento en el que me dí cuenta de que toda esperanza de obtener una información fiable en este tema había desaparecido.

Hoy, en nuestro ciclo "los medios de comunicación son mala gente", vamos a estudiar el diferente tratamiento de una noticia según el lugar geográfico en el que se produzca.

Empezamos con una historia real.

El caminante, durante su mocedad, viajaba una vez a la semana a Pucela City por cosa de unas oposiciones. En aquellos tiempos no había obras, porque la autovía León- Pucela City era una de esas cosas que todos los años iban a empezarse, pero que no había manera. Tal vez por eso, el Alsa que hacía el recorrido Pucela City-León a las 19:45 llegaba siempre con británica periodicidad: una hora tarde.
Todo el que haya esperado en el apeadero que en Pucela City llaman estación de autobuses, sabe que hay que esperar en la puñetera calle, por mucho que sea Enero. Sabe también que, aunque en Pucela City todo el mundo dice que en León hace mucho frío, allá no nos van a la zaga. El proceloso invierno "castellanoleonés", supongo.

Así que una hora esperando es mucha hora, y a uno se le congelan hasta los firulillos.

Antes de seguir con nuestra historia, unos consejos de su abogado.

A diferencia de otros servicios, incluso de otros medios de trasporte, en el caso del trasporte por carretera las reclamaciones de los usuarios no pueden presentarse ante su oficina del consumidor amiga, sino ante la Chunga de Castilla y de León. ¿No es aterrador?

El resto de la historia, repleta de horror, malos ratos, y sin nada de sexo se la pueden imaginar. Llevo esperando tres años a que me manden la carta en la que se resuelve mi reclamación. Empiezo a creer que se han olvidado. Eso sí, la funcionaria me dijo que ella también tomaba antes ese autobús, pero que me aconsejaba que cogiera otro.

Una solución simple. Y es que así son en la Chunga. Simples.

Eso no es todo. Los fines de semana es casi imposible viajar entre las capitales de provincia de la Comunidad. De hecho, si me convertí en caminante hace muchos años fue precisamente porque el bus interurbano León -Trobajo del Camino llegaba muchas veces con media o una hora de retraso, y es más rápido bajar andando. Y no me hagan hablar de los trenes interregionales, que me enciendo.

Pero claro, nada de esto lo puede usted leer en un periódico, ni lo oye en una radio. Nadie publicará su carta al director, y sus representantes políticos ni siquiera se inmutarán. Juan V. H.
no es que no se platee dimitir, es que ni siquiera le importa si usted existe.

¿Cuál es la explicación para que dos millones de personas tengan unas comunicaciones tercermundistas y nadie lo sepa y en cambio unos ochenta o cien mil personas tengan un problema coyuntural y nos estén dando la brasa durante semanas? Tal vez es que muchos de los periodistas son o viven en Cataluña. Tal vez es que se piensa que aquí todo el pescado está vendido, y que no hay cacho que sacar.

Hoy mismo Juan V.H. ha dicho que el "leonesismo social" (sea eso lo que sea) es muy minoritario.

Que Yavhé le conserve el gusto.

domingo, 28 de octubre de 2007

Otro peldaño


Otro domingo, otra manifestación.

La verdad es que ha salido bastante bien, tal vez por los negro augurios, y aunque muchos de los amigos en el exilio no han podido venir.

El colectivo de Ciudadanos del Reino de León, en cuidadoso trabajo de años, había conseguido unir a muchas personas de diversas ideologías a su alrededor. Por desgracia, parece que su presidente ha decidido probar suerte en la política, lo que nos parece muy bien, pero usando esta manifestación como plataforma, lo que nos parece muy mal, la verdad. Muchos de los que estábamos allí no somos ni siquiera simpatizantes de la UPL. Somos, como yo siempre digo, leoneses, no leonesistas.

Pero bueno, al final resultó que había caras nuevas, y que parece que cada vez más sectores políticos se unen a esta "lucha", si se me permite ser grandilocuente. Espero que lo que se consigue por un lado no se pierda por las ganas de figurar de algunos. Estamos ya muy cansados de que siempre se den pasos atrás para otros puedan marcharse del pueblín.

El momento más epatante del día ocurrió antes de echar a andar. Algunos periodistas, casi todos mujeres, se habían acercado a cubrir el evento. Extrañamente, porque luego uno no puede ver la noticia en casi ningún sitio, pero bueno, eso es otra historia. El caso es que estaban entrevistando a alguien (creo que de la UPL) mientras a su alrededor los manifestantes grataban algunas consignas, la mayoría sobre la línea Sama-Velilla. Pues ni cortas ni perezosas, las periodistas se volvieron y con muy malos modos, ¡¡¡mandaron callar a los manifestantes!!!.

Alucinante, la prensa mandando callar al pueblo. Una poderosa metáfora, ¿no es cierto?. Como somos así, durante esta semana vamos a tratar algunos temas de actualidad pero no desde el punto de vista de lo que ocurre, sino del tratamiento de los medios.

Porque cuando a un leonés le mandan callar, habla más alto.

Que no nos llaman cazurros por nada. Moninas.
 
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