miércoles, 28 de abril de 2010

¿Democracia o Estado de Derecho?

"Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales."

"El Estado de Derecho es aquel en donde sus autoridades se rigen, permanecen y están sometidas a un derecho vigente en lo que se conoce como un estado de derecho formal.

Éste se crea cuando toda acción social y estatal encuentra sustento en la norma; es así que el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente por cumplir con el procedimiento para su creación y es eficaz cuando se aplica en la realidad con base en el poder del estado a través de sus órganos de gobierno, creando así un ambiente de respeto absoluto del ser humano y del orden público."

Fuente: Wikipedia.


Me disculparán si he usado la Wikipedia, fuente de saber tan poco fiable, como guía para dar las definiciones de que parte esta humilde nota. Aunque no puedo estar por completo de acuerdo con las definiciones anteriores, y sin duda son incompletas y discutibles, son las más manejables que he podido encontrar. Y reconozco mi falta de capacidad para elaborar unas propias, en temas tan estudiados y donde otros, mejores que yo (sólo como teóricos del Derecho, ojo) han fracasado.

He decidido poner juntos estos conceptos, ante el aluvión creciente (insoportable en los últimos días) de políticastros y peridistuchos que no hacen más que hablar de "atentado a la democracia" y "cambios de reglas de juego" confundiendo ambos términos, no sé si por ignorancia o por mala fe. De todo habrá.

El caso es, querido lector, y para que se entienda lo que pretendo decir, que antes de una democracia vive usted en un Estado de Derecho. Por si la definición antes transcrita no era clara, eso quiere decir que todos (incluidos nuestros preclaros líderes y autoridades) estamos sujetos al ordenamiento jurídico vigente en cada momento.

Dicho ordenamiento jurídico, por ser obra humana y por lo tanto falible (que lo es) es susceptible de cambios, cambios que se realizan con sujección al procedimiento que el propio ordenamiento establece y cuyo cumplimiento hace que una frase escrita en un papel sea una norma jurídica obligatoria, por contraposición a, por ejemplo este blog, que no es más que otra cosa escrita más (estamos trabajando para subsanar este problema).

Tales cambios son consustanciales al propio Ordenamiento Jurídico y en la práctica muy frecuentes, como puede comprobar cualquiera que consulte un Boletín Oficial del Estado. Esto, me temo, no es un partido de fútbol, es un Estado, así que hablar de "reglas de juego" que no pueden cambiarse "a mitad del partido" es, en mi humilde opinión, una tontería, dirigida tal vez a ocultar argumentos de oportunidad política, pero en ningún caso un principio jurídico aceptable.

Por lo mismo, pretender que una supuesta voluntad popular, aún manifestada a través de sus representantes democráticamente elegidos, puede ser superior al derecho vigente, de suerte que cuando se intenta aplicar éste existe un "atentado a la democracia" es una clara tergiversación de conceptos.

En mi opinión, tan contrario al ordenamiento jurídico es decir que el Tribunal Constitucional no es competente para sancionar la constitucionalidad de un Estatuto de Autonomía (lo es, consúltese la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional) como que sus miembros no pueden ser renovados antes de dictar la sentencia, habiendo transcurrido el tiempo marcado en la misma Ley (que no prevé semejante excepción).

Así que la conclusión es inevitable: se nos intenta dar gato por liebre, y subvertir nuestro sistema, confundiendo el Estado de Derecho convirtiéndonos en una democracia indirecta,y representativa en la que nuestros representantes democráticamente elegidos se convierten en portavoces de nuestra voluntad, algo que es contrario a lo previsto en nuestra constitución.

Si de verdad quieren conocer cuál es nuestra voluntad, hágase un referendum. Que por cierto, está previsto en nuestro ordenamiento jurídico.

Y dejen de molestar, que estamos trabajando para solucionar los problemas que nos han causado.


 
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