Estaba el otro día un servidor viendo la televisión casi por accidente (es que últimamente...., buf) cuando en alguno de estos telediarios que se hacen por aquí pusieron como video de relleno uno en el que una mujer se peleaba con la policía en un estadio deportivo en USA.
Con creciente estupor fui enterándome que el horrible crimen que había cometido aquella mujer, al menos según el presenador del telediario, y por el que fue rodeada por tres policías y expulsada del estadio era, ni más ni menos ¡no mantener una postura suficientemente firme durante la interpretación del himno nacional! A los presentadores del telediario les hizo mucha gracia, pero reconozco que quedé preocupado.
Por si acaso no había entendido bien la cosa, busqué en internet algún dato más sobre el tema. No encontré nada sobre el caso concreto, pero sí otras noticias similares. La más espectacular sobre un hombre que se levantó de su localidad en el estadio de los Yankees de Nueva York para ir al baño durante el himno, contraviniendo la norma impuesta por el dueño del equipo,George Steinbrenner, como gesto patriótico, y fue expulsado violentamente del estadio por ¡la policía de Nueva York!
Me preocupa digo, esta cuestión porque, hay que reconocerlo, los Estado Unidos son ahora el Imperio, para lo bueno y para lo malo. Están bien las frases ingeniosas sobre los estadounidenses (mi favorita: es un pueblo que ha evolucionado de la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilización), pero lo cierto es que el Imperio manifiesta preocupantes signos de decadencia, y de momento no tenemos repuesto.
Digan lo que digan, los USA son una especie de teocracia inculta, en la que sus dirigentes apoyan abiertamente teorías acientíficas absurdas como el creacionismo o la curación de las enfermedades a través de la oración.
Su constitución, que supuso en el siglo XVII un gran avance jurídico, se ha sacralizado por dicha importancia, y se aparece ahora como una herramienta obsoleta y atrasada, en comparación de otras más modernas.
La intolerancia a las opiniones de los demás (no confundir con la legítima oposición intelectual), la desconfianza frente al extranjero, la ignorancia supina de las circustancias y las opiniones del resto de mundo (que, dicho sea de paso, seguimos siendo abrumadora mayoría), lastra mucho el papel de este país como espejo en el que, supuestamente, debemos mirarnos los demás.
El agotamiento de sus expresiones artísticas, y la cierta decadencia técnica que empieza a observarse (la mayoría de los grandes nombres se captan en el extranjero) no dicen nada bueno de sus sistema, y desaconsejan trasladarlos aquí, si no queremos sufrir en el futuro sus mismas lacras, sin tener su potencial.
Lo cierto es que el país está cada vez más cerrado sobre sí mismo. Y preocupa que un telediario español dé a veces más noticias de la campaña presidencial de Estados Unidos, del tiempo que hace en Estados Unidos y, en fin, de la liga de Baloncesto de Estados Unidos que de lo que nos está pasando a nosotros aquí.
Son hechos importantes, pero no es lógico que dediquemos tanto tiempo a un país, emulando sus defectos, en lugar de evitar los que ya teníamos.
Espero equivocarme, pero no veo nada bueno en el futuro de los Estados Unidos, y temo que nos salpicará a todos.
¿Alguien tiene un nuevo candidato para Imperio?
Con creciente estupor fui enterándome que el horrible crimen que había cometido aquella mujer, al menos según el presenador del telediario, y por el que fue rodeada por tres policías y expulsada del estadio era, ni más ni menos ¡no mantener una postura suficientemente firme durante la interpretación del himno nacional! A los presentadores del telediario les hizo mucha gracia, pero reconozco que quedé preocupado.
Por si acaso no había entendido bien la cosa, busqué en internet algún dato más sobre el tema. No encontré nada sobre el caso concreto, pero sí otras noticias similares. La más espectacular sobre un hombre que se levantó de su localidad en el estadio de los Yankees de Nueva York para ir al baño durante el himno, contraviniendo la norma impuesta por el dueño del equipo,George Steinbrenner, como gesto patriótico, y fue expulsado violentamente del estadio por ¡la policía de Nueva York!
Me preocupa digo, esta cuestión porque, hay que reconocerlo, los Estado Unidos son ahora el Imperio, para lo bueno y para lo malo. Están bien las frases ingeniosas sobre los estadounidenses (mi favorita: es un pueblo que ha evolucionado de la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilización), pero lo cierto es que el Imperio manifiesta preocupantes signos de decadencia, y de momento no tenemos repuesto.
Digan lo que digan, los USA son una especie de teocracia inculta, en la que sus dirigentes apoyan abiertamente teorías acientíficas absurdas como el creacionismo o la curación de las enfermedades a través de la oración.
Su constitución, que supuso en el siglo XVII un gran avance jurídico, se ha sacralizado por dicha importancia, y se aparece ahora como una herramienta obsoleta y atrasada, en comparación de otras más modernas.
La intolerancia a las opiniones de los demás (no confundir con la legítima oposición intelectual), la desconfianza frente al extranjero, la ignorancia supina de las circustancias y las opiniones del resto de mundo (que, dicho sea de paso, seguimos siendo abrumadora mayoría), lastra mucho el papel de este país como espejo en el que, supuestamente, debemos mirarnos los demás.
El agotamiento de sus expresiones artísticas, y la cierta decadencia técnica que empieza a observarse (la mayoría de los grandes nombres se captan en el extranjero) no dicen nada bueno de sus sistema, y desaconsejan trasladarlos aquí, si no queremos sufrir en el futuro sus mismas lacras, sin tener su potencial.
Lo cierto es que el país está cada vez más cerrado sobre sí mismo. Y preocupa que un telediario español dé a veces más noticias de la campaña presidencial de Estados Unidos, del tiempo que hace en Estados Unidos y, en fin, de la liga de Baloncesto de Estados Unidos que de lo que nos está pasando a nosotros aquí.
Son hechos importantes, pero no es lógico que dediquemos tanto tiempo a un país, emulando sus defectos, en lugar de evitar los que ya teníamos.
Espero equivocarme, pero no veo nada bueno en el futuro de los Estados Unidos, y temo que nos salpicará a todos.
¿Alguien tiene un nuevo candidato para Imperio?