jueves, 16 de diciembre de 2010

Notas Jurídicas sobre la regulación del Estado de Alarma en nuestra Democracia


En las últimas semanas se ha dado una situación inédita en la democracia Española, al haberse decretado nuestro Gobierno el Estado de Alarma para poner fin a lo que parece un ilegal paro de controladores de vuelo, bajo la apariencia de bajas médicas masivas.

Aunque he podido controlarme durante todo este tiempo, la avalancha de informaciones confusas, erróneas o directamente falsas sobre los aspectos jurídicos de esta cuestión al final me han impulsado a escribir esta breve visión del tema.

Vaya por delante que no pretendo defender o criticar la solución adoptada por el Gobierno, por cuento es una cuestión política sobre la que cada uno tendrá su opinión, sólo dar una cierta base jurídica para que esas opiniones sean bien formadas.
Es de destacar también que siendo esta la primera vez que se da esta circunstancia desde la aprobación de la Constitución Española nuestro Tribunal Constitucional no ha tenido la oportunidad de pronunciarse sobre la materia, razón por la que todo lo que se diga aquí y vaya más allá de la mera exposición de textos legislativos puede verse modificado en su momento por el único intérprete válido de la Constitución.
Finalmente, he de aclarar que en el momento de redactar ésto desconozco, por falta de tiempo e interés, el tenor de los decretos que en este caso ha dictado el Gobierno, por lo que únicamente intentaré determinar si era posible en este caso decretar el estado de alarma y cuál serían sus consecuencias, pero con carácter abstracto.

Partiendo como siempre de los textos legales, partiremos del artículo 116 de la Constitución Española, que regula entre otros el estado de Alarma:

"1. Una ley orgánica regulará los estados de alarma, de excepción y de sitio, y las competencias y limitaciones correspondientes.Ver jurisprudencia

2. El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El decreto determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración.

3. El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar expresamente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que no podrá exceder de treinta días, prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos.Ver jurisprudencia

4. El estado de sitio será declarado por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno. El Congreso determinará su ámbito territorial, duración y condiciones.Ver jurisprudencia

5. No podrá procederse a la disolución del Congreso mientras estén declarados algunos de los estados comprendidos en el presente artículo, quedando automáticamente convocadas las Cámaras si no estuvieren en período de sesiones. Su funcionamiento, así como el de los demás poderes constitucionales del Estado, no podrán interrumpirse durante la vigencia de estos estados.

Disuelto el Congreso o expirado su mandato, si se produjere alguna de las situaciones que dan lugar a cualquiera de dichos estados, las competencias del Congreso serán asumidas por su Diputación Permanente.

6. La declaración de los estados de alarma, de excepción y de sitio no modificarán el principio de responsabilidad del Gobierno y de sus agentes reconocidos en la Constitución y en las leyes."

Este es el único texto legal que aparece citado en la mayoría de los artículos periodísticos y de opinión que he podido leer estos días, a pesar de que, como puede verse, apenas regula la cuestión y se remite a una Ley Orgánica. Esta es la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio, publicada en el BOE de 5 Junio 1981. Extractando su contenido nos encontramos con los siguiente (arts. 4 y ss):

"Art. 4.- El Gobierno, en uso de las facultades que le otorga el artículo 116.2 de la Constitución podrá declarar el Estado de Alarma, en todo o parte del territorio nacional, cuando se produzca alguna de las siguientes alteraciones graves de la normalidad: (....)

C) Paralización de servicios públicos esenciales para la comunidad, cuando no se garantice lo dispuesto en los artículos 28.2 y 37.2 de la Constitución, y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo. [esto es, se remite precisamente a las normas constitucionales que regulan el derecho de huelga y la negociación colectiva, en cuanto la Constitución establece como límites a estos Derechos, que no tienen el carácter de Fundamentales {Vid. corrección de errores final}, precisamente el mantenimiento de los servicios mínimos esenciales para la comunidad].

(....)

Artículo 6

1. La declaración del estado de alarma se llevará a cabo mediante decreto acordado en Consejo de Ministros.

2. En el decreto se determinará el ámbito territorial, la duración y los efectos del estado de alarma, que no podrá exceder de quince días. Sólo se podrá prorrogar con autorización expresa del Congreso de los Diputados, que en este caso podrá establecer el alcance y las condiciones vigentes durante la prórroga.

Artículo 7

A los efectos del estado de alarma la Autoridad competente será el Gobierno o, por delegación de éste, el Presidente de la Comunidad Autónoma cuando la declaración afecte exclusivamente a todo o parte del territorio de una Comunidad.

Artículo 8

1. El Gobierno dará cuenta al Congreso de los Diputados de la declaración del estado de alarma y le suministrará la información que le sea requerida.

2. El Gobierno también dará cuenta al Congreso de los Diputados de los decretos que dicte durante la vigencia del estado de alarma en relación con éste.

Artículo 9

1. Por la declaración del estado de alarma todas las Autoridades civiles de la Administración Pública del territorio afectado por la declaración, los integrantes de los Cuerpos de Policía de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones Locales, y los demás funcionarios y trabajadores al servicio de las mismas, quedarán bajo las órdenes directas de la Autoridad competente en cuanto sea necesario para la protección de personas, bienes y lugares, pudiendo imponerles servicios extraordinarios por su duración o por su naturaleza.

(.....)

Artículo 10

1. El incumplimiento o la resistencia a las órdenes de la Autoridad competente en el estado de alarma será sancionado con arreglo a lo dispuesto en las leyes.

2. Si estos actos fuesen cometidos por funcionarios, las Autoridades podrán suspenderlos de inmediato en el ejercicio de sus cargos, pasando, en su caso, el tanto de culpa al Juez, y se notificará al superior jerárquico, a los efectos del oportuno expediente disciplinario.

3. Si fuesen cometidos por Autoridades, las facultades de éstas que fuesen necesarias para el cumplimiento de las medidas acordadas en ejecución de la declaración de estado de alarma podrán ser asumidas por la Autoridad competente durante su vigencia.

Artículo 11

Con independencia de lo dispuesto en el artículo anterior, el decreto de declaración del estado de alarma, o los sucesivos que durante su vigencia se dicten, podrán acordar las medidas siguientes:


  • a) Limitar la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados, o condicionarlas al cumplimiento de ciertos requisitos.

  • b) Practicar requisas temporales de todo tipo de bienes e imponer prestaciones personales obligatorias.

  • c) Intervenir y ocupar transitoriamente industrias, fábricas, talleres, explotaciones o locales de cualquier naturaleza, con excepción de domicilios privados, dando cuenta de ello a los Ministerios interesados.

  • d) Limitar o racionar el uso de servicios o el consumo de artículos de primera necesidad.

  • e) Impartir las órdenes necesarias para asegurar el abastecimiento de los mercados y el funcionamiento de los servicios y de los centros de producción afectados por el apartado d) del artículo 4.º.

Artículo 12

1. En los supuestos previstos en los apartados a) y b) del art. 4.º, la Autoridad competente podrá adoptar por sí, según los casos, además de las medidas previstas en los artículos anteriores, las establecidas en las normas para la lucha contra las enfermedades infecciosas, la protección del medio ambiente, en materia de aguas y sobre incendios forestales.

2. En los casos previstos en los apartados c) y d) del art. 4.º el Gobierno podrá acordar la intervención de empresas o servicios, así como la movilización de su personal, con el fin de asegurar su funcionamiento. Será de aplicación al personal movilizado la normativa vigente sobre movilización que, en todo caso, será supletoria respecto de lo dispuesto en el presente artículo."

Finalmente, dispone el artículo 2:

"La declaración de los estados de alarma, excepción o sitio será publicada de inmediato en el «Boletín Oficial del Estado» y difundida obligatoriamente por todos los medios de comunicación públicos y por los privados que se determinen, y entrará en vigor desde el instante mismo de su publicación en aquél. También serán de difusión obligatoria las disposiciones que la Autoridad competente dicte durante la vigencia de cada uno de dichos estados."

Así pues, de lo dicho en estos artículo resulta que:

- El Estado de Alarma es el Constitucionalmente previsto para el caso de que el ejercicio irregular del derecho de Huelga o negociación Colectiva (que no son derechos fundamentales [Vid. corrección de errores final]) afecte a los servicios esenciales a la comunidad.

- Se establece por Decreto del Consejo de Ministros, que habrá de ser inmediatamente publicado en el BOE y en los medios públicos de Comunicación, además de poder anunciarse en los privados, regulándose separadamente su dación de cuenta al Congreso de los Diputados (que no está sujeta a plazo, estableciéndose por la Constitución únicamente que se hará "inmediatamente", término jurídico evidentemente indeterminado), y su prórroga, que deberá ser aprobada por el Congreso, por lo que ambos actos no han de ser necesariamente simultáneos.

- La prórroga, decretada por el Congreso, no se condiciona o limita, y puede tener efectos distintos a los del decreto original [esto es, serán criterios de oportunidad política y social, pero no jurídicos, los que determinen dicha prórroga].

- A diferencia del estado de excepción, no se limita ni el número ni la duración de la/s prórroga/s.

- Decretado el estado de Alarma, el Gobierno pasa a ser la Autoridad Competente.

- Los funcionarios públicos pasan a depender de dicha Autoridad no sólo las Autoridades Civiles, sino también los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado y los Funcionarios y Autoridades de las Comunidades Autónomas y Entidades Locales. Éstos pueden además, en los casos de riesgo para los servicios esenciales para la comunidad, ser movilizados.


Parece, de lo expuesto, que sin entrar en consideraciones de oportunidad política, el camino seguido por el Gobierno resulta ajustado a nuestro ordenamiento jurídico, si consideramos que se daba una situación de paralización de servicios esenciales para la comunidad, incluyendo la movilización de los controladores, específicamente prevista en nuestro ordenamiento constitucional. De hecho, no parece haber base, salvo error, para determinar como algunos han hecho que sólo es posible una prórroga, al menos desde el punto de vista jurídico.

Siendo lo arriba expresado mi formado criterio, que se expresa sin perjuicio de otro mejor fundado en Derecho.

Para acabar con esta cuestión, me gustaría hacer un llamamiento a nuestros representantes políticos (Gaspar, tío), para que se informen bien sobre las características de nuestro ordenamiento antes de presentarse a las elecciones, y si no es posible, al menos que se informen antes de hablar de temas tan graves y que afectan a tantas personas.

Halaaaa...

Corrección de errores:
Tras haber terminado la anterior entrada, caí en la cuenta que por dos ocasiones había manifestado que el derecho de huelga y el de negociación colectiva "no son derechos fundamentales", expresión contundente pero totalmente inexacta. Aunque podría haber hecho desaparecer sin más estos errores, prefiero dejar en cambio realizar las siguientes precisiones:
- Ambos artículos, 28 y 37 se encuentran en el capítulo 2º del Título I de la Constitución, el primero en la sección primera y el de negociación colectiva en la sección segunda.
- Ello implica que, según lo dispuesto en el artículo 53 de la Constitución, el derecho de huelga puede ser invocado directamente ante los tribunales y ser objeto de recurso de amparo, mientras el artículo 37 "ha de ser regulado por Ley, que en todo caso ha de respetar su contenido esencial" (algo que parecen haber olvidado algunos popes de la economía), si bien no es de aplicación directa.
- Tales derechos, sin perjuicio de lo dicho supra, no pueden ser suspendidos salvo en los estados de Excepción y Sitio, según establece el artículo 55 de la CE. Ello no entra en contradicción con la posibilidad de movilización en el caso del estado de alarma, por cuanto esto no es una suspensión general del derecho, que es a lo que se refiere el artículo 55.
- Es verdad que dada la ambigua redacción de la Constitución, hay autores que consideran que estos no son "Derechos Fundamentales" sino "Libertades públicas", pero dado que luego no existe diferenciación en su regulación, prefiero no hacer hincapié en esta declaración puramente académica, más cuando la mayoría de los autores considera que estos son "derechos" laborales y no "libertades".

Pido humildemente disculpas a aquellos a los que he llevado a confusión.


martes, 9 de noviembre de 2010

TOKYO GOODFATHERS

Año: 2003
Director: Satoshi Kon
Studio: Madhouse
Guión Satoshi Kon & Keiko Nobumoto
Música: Keichii Suzuki
Japón, 92 minutos


Aunque he intentado seguir la obra de Satoshi Kon desde que hace algunos años me fascinara la compleja, arrebatadora, romántica y melancólica "Milenium Actress", había pasado por alto esta película. Injustamente.

El arranque de Tokyo Godfathers no podía ser más banal y trillado: tres vagabundos de Tokyo -inevitable paralelismo con los reyes magos- encuentran un bebé abandonado en Navidad y parten en busca de sus padres.
Sobre esta sencilla base, Kon y Nobumoto desarrollan una historia sencilla pero apasionante, en la que se entremezclan las propias historias de los "padrinos" con las de los padres del bebé abandonado. Los autores aprovechan para dejarnos entrever algunos aspectos de la sociedad japonesa que no son demasiado conocidos (al menos no lo eran para mí) y otros que nos resultan difíciles de entender desde el punto de vista occidental. Es además una elegía a la familia moderna, más basada en el afecto que en las relaciones "de sangre", y una reflexión sobre cómo las decisiones que tomamos en la vida la condicionan el futuro, aunque parece que los autores piensan que no hay error que no pueda ser reparado, antes o después.

Con lo dicho podría pensarse que "Tokyo Godfathers" es una película densa o complicada de digerir, pero hemos de recordar que no estamos ante una pretenciosa película occidental. Lo cierto es que los autores, ayudados por la genial animación del estudio Madhouse, logra trasmitir todo ello sin que la película pierda un ápice de sencillez, alternando los momentos más sentimentales con otros más humorísticos, buena acción cuando es preciso, y un ritmo mesurado pero constante, hasta el inesperado final, del que nada vamos a desvelar para no incurrir en las iras del lector.

Una película altamente recomendable. Está distribuida por Sony, aunque parece que no es fácil de encontrar. Y un último consejo: no busquen el trailer en internet, destroza casi todas las sorpresas de la película. Avisados quedan.

martes, 14 de septiembre de 2010

Penúltimas Reflexiones sobre el presente

Echando la vista atrás, veo que en los últimos meses le he dedicado a la cuestión política más espacio del que se merece. Es el signo de los tiempos.

De ahí que estas sean las penúltimas reflexiones sobre el particular, que empieza a ser cansado.

¿Estamos realizando un diagnóstico adecuado del problema político actual? O dicho de otro modo ¿Cuál es para usted el principal problema político en la actualidad?

A la vista de lo que de lee y dice por ahí, parece que el principal problema en España es Zapatero, del mismo modo que en Francia lo es Sarcozy, en Alemania Merkel, etc, etc, etc. De hecho se está poniendo especial cuidado en remarcar sus culpas (que ahí están) olvidando a los demás.

Por centrarnos en España, ahí está el resto del grupo socialista, los partidos de oposición que votan con el gobierno, y en general la clase política. Recordemos que un gobierno en minoría ha aprobado una reforma laboral que según el resto de los partidos es nefasta - claro que no han explicado si por mucho o por poco - tras tramitarla como proyecto de ley y sin apenas enmiendas. O es un milagro, o alguien quiere escurrir el bulto.

¿Es pues el problema la clase política nacional? No cabe duda que es un problema, pero ¿es EL problema?.

Por lo que se ve, lo mismo más o menos está sucediendo en toda Europa, dentro de las diferencias lógicas. Así que no podemos librarnos ni emigrando.

¿Es pues Europa el problema? Pues mire, sí.

De alguna extraña manera, un esperanzador proyecto de integración europea y de creación de un marco supranacional de gobierno y administración ha llegado a convertirse en una dictadura totalitaria. Sí, la tesis de este artículo es que se ha dado un golpe de estado en Europa.

Es cierto que todos los estado europeos son democráticos, al menos en el sentido de que la población elige a sus representantes, con algunas pequeñas desviaciones como las Provincias Españolas (que son democracias indirectas). Estos países integran la Unión Europea, así que hemos llegado a la conclusión de que esta se regirá, consecuentemente, por principios democráticos.

Nada más lejos de la realidad. Los ciudadanos europeos solamente eligen al Parlamento, institución que no tiene apenas competencias. ¿Recuerdan la Constitución Europea? No ha llegado a aplicarse, a pesar de ser aprobada por la mayoría de los ciudadanos.

A la Unión Europea se han cedido "competencias" en materias fundamentales para las naciones del continente, que son resueltas por funcionarios o por cargos políticos elegidos a dedo pero que luego son "independientes" del los países a los que deberían servir, aunque eso sí, nos cuestan una pasta. Observese el Banco Central Europeo.

Así que resulta que nuestros representantes políticos están controlados por unos señores que han elegido, a los que deben obediencia, y en todo ello nosotros ni pinchamos ni cortamos. A lo que se une una constelación de organismos internacionales presuntamente independientes y sabios, como el FMI, que también nos cuestan nuestro dinero y que no responden ante autoridad alguna, ni siquiera cuando fracasan estrepitosamente, que es casi siempre.

Todos estos organismos, como ha podido verse, utilizan técnicas pseudomafiosas, amenazando a los países que no cumplen con el guión que ellos le han marcado, ya que la tan cacareada globalización para lo único que ha servido es para que los estados no puedan controlar a los agentes económicos, que son lo que hacen y deshacen a su antojo, impidiendo que nadie tome sus propias decisiones si no son las previstas. Ya vimos lo que sucedió esta primavera en Europa.

En esta situación pues ha de producirse un cambio en nuestros esquemas mentales. Resulta evidente que la legítima búsqueda de un cambio democrático en el poder ya no es suficiente, pues el poder que nosotros elegimos ya no rige nuestras vidas, o al menos no gran parte de ellas. El cambio de un presidente por otro o de un partido por otro no va a producir efectos prácticos apreciables. En períodos anteriores, situaciones similares desembocaron en regímenes totalitarios, que sólo empeoraron las cosas. La verdad es que dudo que aún esta consecuencia, de todo punto indeseable, sea hoy posible. En parte, por que el mismo poder que controla esta situación puede controlar aquella. En parte por la consecuencia lógica de todo ello: ya vivivos en un supraestado autoritario.

La confrontación pues ya no se da entre el proletario y el patrono, sino entre el ciudadano y poder económico-político, siendo el de ciudadano un concepto diverso y más amplio que el de proletario. El objetivo de la confrontación es pues el establecimiento de un marco en el que la ciudadanía, esto es, el conjunto de los ciudadanos, pueda libremente elegir el devenir de sus sociedad mediante procedimientos participativos.

Por desgracia, esta revolución exige de nosotros un importante sacrificio: hemos de sacrificar nuestra comodidad de pensamiento, nuestra apatía, nuestra pereza, a fin de emplear los cauces participativos que aún existen para recuperar el poder que nos ha sido arrebatado. Hemos de tener claro que no nos interesa el mantenimiento del actual estado de cosas, porque ha sido establecido y cambiado sin nuestro consentimiento, o mejor dicho, sólo con nuestro consentimiento original.

La verdad es que no nos veo transitar por ese camino, al menos a corto plazo. Espero que, cuando nos decidamos, no erremos.

Y que no sea demasiado tarde.

martes, 7 de septiembre de 2010

Lancia, Santo Domingo y las catas arqueológicas


Esta misma mañana el Ayuntamiento de León ha anunciado el corte de la circulación por la céntrica Plaza de Santo Domingo y la redistribución del tráfico por todo el centro de la ciudad. Para los que no lo sepan, existe un proyecto de creación de un tranvía en León (de lo que también podríamos decir mucho) y es necesario cumplir con las exigencias de la Ley y realizar varias catas arqueológicas (seis, creo recordar) dada la zona donde se realiza la obra.


Y yo me pregunto: ¿para qué?. Vayamos un momento a Lancia (la antigua ciudad astur, no la calle).

He aquí que con motivo de las obras de la autovía León-Valladolid (diría que tanto monta, pero para qué vamos a engañarnos) se realizaron también las preceptivas catas arqueológicas, o tal vez es que alguien estaba cavando por allí, no lo sé, y el caso es que se han encontrado más restos de la perdida (por lo que parece) Lancia, que según los expertos tienen un importante interés arqueológico.
Sin embargo, la Junta de Castilla y León, el Ministerio y todos los demás implicados en el asunto lo único que han ofrecido es tiempo para acabar con los estudios arqueológicos (sacar unas fotos y todo eso), porque la obra va a seguir pasando por encima de los restos encontrados.
Ciertamente se ha comenzado con la movilización ciudadana, así que ahora empiezan los "pero si yo dije", "pero su tú dijiste" con los que se suelen entretener las administraciones en estos casos, y puede que saquemos aunque sea un poco más de tiempo (para hacer el video en 3D).

Vistos estos antecedentes, supongamos que en las catas que se van a realizar en el centro de León aparece algo como, por ejemplo (seamos ambiciosos), las ruinas de la desaparecida Atlántida. ¿Creen acaso que las administraciones van a hacer algo para su preservación, en un país en que a los ingenieros de caminos se les enseña en las universidades que todas esas piedras de formas graciosas que uno va encontrando enterradas por ahí no son más que relleno para el firme? Sólo si les obligamos, ténganlo en cuenta. Si no miren lo que pasó en la plaza mayor.

O se completa (y cumple) la Ley, y las catas van seguidas de protección razonable de los restos, o mejor pasamos de ellas, que uno no puede menos que preguntarse si el gasto de tiempo, de dinero y las molestias que sufrirán los Leoneses merecen la pena, si lo único que vamos a sacar a cambio es la mala leche de saber a ciencia cierta lo que se va a destruir para satisfacer un antojo municipal.

Que, por cierto, iba en el programa electoral de todos los partidos que se presentaban a la alcaldía, por si alguien quiere hacerse el listo.

Y mientas tanto Lancia a hacer puñetas, que como no está en Cataluña no sale en el telediario. Amigo minero, vaya a manifestarse a Cataluña, hágame caso, que lo tengo muy andao.

Si es que...


ACTUALIZACIÓN:

Pues no, ahora resulta que el Ayuntamiento desiste de realizar el tramo de tranvía previsto, y van a intentar desviar el dinero a otros tramos y a la integración del ferrocarril de vía estrecha. Sin que ello reste validez a lo dicho, nos ofrece nuevas reflexiones:
¿Es más importante el voto del ciudadano del centro que el del ciudadano del extrarradio?¿O es que éste no es tan sensible?
¿Volverán a la carga cuando no haya elecciones a los pocos meses?
¿Es esto una metáfora de que en esta tierra es imposible hacer nada, sea bueno o malo?

Hala, hala, a reflexionar.


lunes, 23 de agosto de 2010

¡PRINGAOS!

No, no me refiero a los señores de la foto. Hablo de ustedes, señoras y señores. Porque sí, este es un artículo repleto de demagogia. De la buena, espero.

Si a usted le preocupa todavía el mundo que le rodea, tal vez haya encontrado este verano motivos para la queja desabrida: que si toros sí, que si toros no, que si Melilla sí, que si Melilla no, que si la señora de Obama sí, que si la señora de Obama no, en fín, estas cosillas con las que nos entretienen.

En medio de todo esto, se ha aprobado de tapadillo una reforma laboral. Tal vez usted, atento seguidor de la actualidad, haya oído hablar del tema y piense que está informado, pero pierda toda esperanza. No lo está.

Recordará que la tal reforma comenzó con un Decreto Ley aprobado por el Gobierno (al parecer en materia laboral siempre existe una extraordinaria y urgente necesidad de reformar las normas que no existe en otros casos) y que fue inmediata y salvajemente criticado por el resto de los partidos políticos. Lo que ha hecho el gobierno ahí está y que cada uno lo juzgue.

Hábilmente, nuestro gobierno decidió que el Decreto Ley se tramitara como proyecto de Ley. Así, podrían introducirse en él enmiendas por el resto de los grupos políticos si lo deseaban. Es forzoso recordar que el gobierno carece en la actualidad de mayoría absoluta, así que podría haberse dado el caso de aprobarse una norma completamente distinta y aún contraria a lo propuesto por el gobierno (aunque supongo que para eso alguno de los implicados debería tener una ideología, pero eso es tema para otro día).

Una maniobra arriesgada, pensaran algunos.

¡Pringaos!

He aquí que sorprendentemente, las enmiendas presentadas por los partidos políticos no han trascendido a la opinión pública. Bueno, alguna un poco, como la propuesta del PP de que se prohibiera el Derecho de Huelga durante la negociación colectiva, lo que supongo que redundaría inmediatamente en la creación de puestos de trabajo. Pero en seguida se acallaron todas las informaciones, con lo que el público en general desconoce qué propuestas presentaban los restantes partidos de nuestro parlamento, ni aún aquél llamado, antes o después, a suceder al actual gobierno, que todo llega en esta vida.

Pero no acaba ahí la cosa. Después de decir lo mala que era la reforma del gobierno, de insistir en la tontuna e incapacidad de nuestros actuales dirigentes, de pretender unas elecciones anticipadas, la propuesta del gobierno se aceptó sin casi modificaciones.

Ciertamente, dirá el lector con buena memoria, el PP votó en contra, y también otros partidos, y no fue sino la perfidia nacionalista la que posibilitó, vía abstención, la aprobación de la reforma.

¡Pero que Pringaos!

Cada uno representó su papel, pero al final salió lo que ya estaba pactado, por más que se intente salvar la cara por algunos. Otra vez se usa a un gobierno de izquierdas (es un decir) para hacer reformas que no se admitirían en ningún caso a la derecha.

Ahora el ciudadano Rajoy dice que la reforma es malísima y que el propone otra diferente. ¿Quiere usted conocerla? Pues no consulte el programa del PP, amigo, consulte los Diarios de las Cámaras, porque allí están las propuestas que realmente se han hecho.

Así que si cuando está usted viendo su corrida de toros, o fuera protestando contra el maltrato animal, o visitando Melilla, o si cuando se cruce usted con la Sra. de Obama por la calle nota como un escozor en los cuartos traseros, que sepa que tal vez mientras miraba donde no debía tendría que haber estado guardando su espalda, y que se la han vuelto a colar.

Y que si cuando va votar en las próximas elecciones lo hace en la creencia de que alguien va a hacer algo por cambiarlo, esté seguro de ello. Ahora, no pretenda que el cambio sea a mejor.

No sea pringao, hombre.



martes, 8 de junio de 2010

LOS OTROS

Estos señores tan mal alimentados de foto son los representantes de los trabajadores españoles. Tal vez usted no está siquiera sindicado y piensa que estos hombres no le representan. Desengáñese, lo dice la Constitución y no hay más que hablar.

Durante años, estos señores se han asegurado de ir desactivando, poco a poco, todos y cada uno de los movimientos laborales auténticamente reivindicativos, empezando por sus propias filas. Dado que viven de subvenciones (no confundir con el sindicalista de base, por favor) y no necesitan realmente a los trabajadores, han ido actuando con lemas como: "Es mejor un trabajo un poco peor para muchos que un trabajo mejor para unos pocos", u otras lindezas semejantes que nuestros padres, la última generación que pudo disfrutar (por poco tiempo, esos sí) de un tiempo de trabajo digno, tuvo que escuchar a su pesar.

Esta es la gente que ha traído a los trabajadores dónde están ahora, al mundo de las ETT, los contratos de cinco minutos mal pagados y sin cobertura social. No hablo de lo que dice la Ley, hablo de lo que pasa en la realidad.

Alguien puede sorprenderse de que omita la responsabilidad de los empresarios. Bien, es cierto que (y, por favor, estamos generalizando) del mismo modo que una rosa con otro nombre seguiría conservado su embriagador aroma, un especulador con nombre de empresario seguiría oliendo a....

Mmm... culpa mía, por comenzar metáforas con frases para ligar. Sigamos.

El caso es creo que en este país no existe una cultura empresarial, al menos fuera del nivel de los autónomos y las pequeñas industrias, y la mayoría de nuestros grandes empresarios lo que pretenden no es crear un tejido empresarial, sino coger el dinero y correr. En ese contexto, les da lo mismo si los trabajadores están bien o mal formados, o si la empresa subsistirá con el tiempo, ni si están creando o no algo. Sólo beneficios, gracias. Extrañamente, este planteamiento, válido tal vez para ellos, se ha ido traspasando a los más pequeños (¿algún complejo derivado de una infancia desgraciada?), lo que explica tal vez la ruina de muchas pequeñas empresas, que se han convertido en "picadoras" de trabajadores similares a las multinacionales, lo que para mí no tiene sentido, la verdad. Pero lo mires como lo mires, acierten o se equivoquen, lo que hacen los empresarios es defender sus intereses, no los intereses de los trabajadores. Son el "enemigo", por el amor de Dios. Sería bonito que fueran alemanes, pero semos todos españoles.

Con lo que volvemos a los sindicatos.

Después de trabajar cuidadosamente durante décadas para desactivar el movimiento obrero (ayudados gentilmente por los gobiernos de turno, que éstos también van a lo suyo, y lo suyo es coger poltrona y a otra cosa), de conseguir que la mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes tengan trabajos penosos de corta duración y escasamente pagados, ahora pretenden la movilización (puntual, eso sí, no vayamos a hacernos daño) para defender unas condiciones de trabajo que a la mayoría no se les pueden aplicar, por desgracia para todos. No es extraño que la mayoría de los trabajadores no se sientan concernidos en este tema, la verdad.

En vista de que los empresarios y los sindicatos ya no son capaces de llegar a un acuerdo, y por lo tanto ante la imposibilidad de lavarse las manos en este asunto como han hecho todos los gobiernos desde hace décadas, ahora el nuestro pretende reformar el mercado de trabajo, para conseguir lo que siempre se dice: acabar con la precariedad.

Lo único que hasta el momento ha trascendido de la reforma es la cuestión de la rebaja de la indemnización por despido improcedente y una tibia flexibilización (traducción: ahora será más fácil para la empresa) en el despido objetivo por causas económicas, que es algo que existe desde hace casi quince años, a pesar de que algunos tertulianos parecen haberlo descubierto ahora. Por lo visto, y como yo, no han trabajado nunca. Por cuenta de tercero, quiero decir. Poco tiene que ver esto con "una reforma en profundidad de la estructura laboral", pero extrañamente parece no haber nada más, y éstos precisamente son los motivos que alegan los sindicatos para una Huelga General.

¿No es sospechosamente parecido a lo de la última vez? Esto es, el gobierno (en aquél caso, el buenazo de Aznar) hizo cambios similares, además de OTROS que no recibieron tanta publicidad, se montó una huelga general, el gobierno pareció ser vencido y se volvió atrás con lo de las indemnizaciones.... pero quedaron LOS OTROS: contratos a tiempo parcial en condiciones aún más leoninas, ETTs, y en general empeoramiento de las condiciones laborales para todos. Aunque la indemnización por despido no se tocó, ojo.

Así que, amigo trabajador, lucha por mantener tu indemnización por despido... pero acércate por tu sindicato (que sigue habiendo gente válida, si tienes suerte) a ver cuáles son esta vez LOS OTROS, no vaya a ser que de nuevo estén haciendo ruido con lo accesorio para que no te apercibas de lo principal.

Y al gobierno (si alguien ha llegado leyendo hasta aquí y ve por ahí a alguien del gobierno que se lo diga, por favor) sólo recordarle que está muy bien eso de importar el modelo Austriaco y el modelo Danés y el Alemán, pero que mientras no importe también a los empresarios austriacos, daneses y alemanes será difícil que aquí no le encontremos las vueltas. Tal vez sea hora de pasar de todo eso y construir un modelo español, que capte nuestra encantadora "esencia"... y que no sea fácil de corromper.

Si es que hay lo que tié que haber, que no ha nacio entoavía gobierno que se atreva. Mucho hablar, mucho hablar, pero aluego...

Vigilen sus espaldas, amigos. Si les van a follar, por lo menos que lo hagan mirándoles a los ojos.

jueves, 13 de mayo de 2010

¿Dónde hay que recortar?


Parece ser (no hay que creer necesariamente lo que dice un economista) que el Estado gasta mucho dinero y que es imprescindible que ahorre para que todo esto no se vaya a hacer puñetas.

Por una de esas extrañas vueltas que da la vida, resulta que a la hora de decidir en qué ahorrar han decidido que van a ahorrar en nosotros (sobre todo en funcionarios y pensionistas).

Ciertamente, tales iniciativas han sido criticadas... generalmente por considerar que se tenían que haber tomado antes (o sea, que han malgastado demasiado en darnos de comer) o que son insuficientes. Cuando se intenta uno enterar en qué se tendría que recortar además (o en vez de) no recibe más que una serie de razones oscuras o demagógicas, pero se queda con la sensación que lo que se quiere es hacernos "pagar" más, y no menos.

De lo hecho cada cual tendrá su opinión y no es mi intención convencer a nadie de nada, así que cada cual la sustente como tenga por bien. Pero en cuanto a lo que se puede hacer, vamos a emprender un ejercicio constructivo y sugerir de dónde puede recortar más gastos el Estado, en vista de que todos parecen estar faltos de ideas, y sin perjuicio de mejor criterio.

Están en primer lugar todas esas organizaciones privadas que estamos ayudando a mantener. Se me ocurren dos ejemplos claros: la iglesia y los sindicatos. Tanto una como los otros se han acomodado en la vida de subvención y han dejado abandonadas a sus bases, en vista de que no las necesitan para subsistir. En ambos casos la pertenencia a estas organizaciones es voluntaria. Y aunque supuestamente cumplen con una labor social, y es evidente también que en su seno hay personas que realmente se preocupan y trabajan por el bien de los demás, (usted que está leyendo esto es un buen ejemplo) en general sus filas se componen de arribistas que tratan más bien de sobrevivir sin trabajar que otra cosa.
La solución para éstos es que sean sus propios afiliados los que costeen los gastos de la organización. Ello sin duda redundaría en beneficio de todos, pues entonces estas organizaciones se preocuparían de que sus bases estuvieran contentas, realizando seguramente una labor mucho más cercana a aquella en la que estaban pensando sus respectivos fundadores.

Después están otras organizaciones que, con escaso rigor jurídico, podemos considerar semipúblicas, como es el caso de los partidos políticos. Ciertamente su papel en la organización de la sociedad es importante (excesivo, creo yo, pero hay que contar con lo que se tiene). Hay mucha gente "viviendo" a costa de los partidos políticos, y estos viven en gran parte de los presupuestos del Estado. Como en el caso anterior, creo que deben ser sus simpatizantes o afiliados los que sufraguen su supervivencia.
Hay aquí ciertamente un riesgo: que en la necesidad de recaudar dinero se dejen seducir por intereses espúreos y tengan que devolver, también a cuenta de todos, los favores obtenidos. Bueno, pues demasiado tarde, ya lo están haciendo. Así que lo mejor es que los donativos tengan que ser públicos (un sitio en internet podría ser la mejor opción) y así que cada uno sepa con quien se está jugando los cuartos. Y por lo menos que no nos cueste dinero.

Lo siguiente es profundizar en ciertas cuestiones presupuestarias, sobre todo en relación con administraciones locales y autonómicas y también con las universidades, por poner sólo tres ejemplos. No se trata sólo del dinero que ganan los funcionarios (que en general no es demasiado, la verdad). La sangría viene por todos esos coches oficiales, pequeñas obras públicas ofrecidas a dedo, plantillas sobredimensionadas, gastos superfluos en equipos innecesarios o que acaban en manos "particulares" y un largo etcétera.
Aquí lo que es necesario, y lo que le falta sin duda a la organización administrativa, es una jerarquía efectiva y no sujeta al poder político. Ciertamente este planteamiento es utópico, pues este poder sobre el papel existe, pero por desgracia en la práctica suele diluirse en corporativismos y pasotismos, y en el enfermizo intento de no causar problemas al poder político.
Es aquí sin duda donde se encuentra la parte del león de nuestro déficit. Sólo los ayuntamientos tienen un déficit cercano a los 30.000.000.000 € (en número impresiona más).
A pesar de ello, siguen teniendo multitud de coches oficiales, carguillos, comisiones, mariscadas, etc. Lo mismo ocurre en las administraciones autonómicas. Todos ellos se amparan en que la culpa es del "Estado". Error. Ellos son Estado. No pueden seguir aprovechándose de que la recaudación la hacen otros para tirar la piedra y esconder la mano.
¿Tal vez unas comunidades autónomas que recauden sus propios impuestos? ¿Mejor un Estado Federal? No veo por qué no, si eso evita que nos cueste tanto dinero invisible (pues no se ven los resultados de la inversión por ningún lado).

De todas formas, tenemos sobre 2.700.000 funcionarios. ¿Tantos necesitamos? ¿Cuántos cargos políticos tenemos?

Es aquí donde está el secreto, créanlo. Pero claro, nadie tira piedras contra su propio tejado.

A no ser que el arreglo lo pague otro y él se lleve comisión, claro.



miércoles, 28 de abril de 2010

¿Democracia o Estado de Derecho?

"Democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto la democracia es una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales."

"El Estado de Derecho es aquel en donde sus autoridades se rigen, permanecen y están sometidas a un derecho vigente en lo que se conoce como un estado de derecho formal.

Éste se crea cuando toda acción social y estatal encuentra sustento en la norma; es así que el poder del Estado queda subordinado al orden jurídico vigente por cumplir con el procedimiento para su creación y es eficaz cuando se aplica en la realidad con base en el poder del estado a través de sus órganos de gobierno, creando así un ambiente de respeto absoluto del ser humano y del orden público."

Fuente: Wikipedia.


Me disculparán si he usado la Wikipedia, fuente de saber tan poco fiable, como guía para dar las definiciones de que parte esta humilde nota. Aunque no puedo estar por completo de acuerdo con las definiciones anteriores, y sin duda son incompletas y discutibles, son las más manejables que he podido encontrar. Y reconozco mi falta de capacidad para elaborar unas propias, en temas tan estudiados y donde otros, mejores que yo (sólo como teóricos del Derecho, ojo) han fracasado.

He decidido poner juntos estos conceptos, ante el aluvión creciente (insoportable en los últimos días) de políticastros y peridistuchos que no hacen más que hablar de "atentado a la democracia" y "cambios de reglas de juego" confundiendo ambos términos, no sé si por ignorancia o por mala fe. De todo habrá.

El caso es, querido lector, y para que se entienda lo que pretendo decir, que antes de una democracia vive usted en un Estado de Derecho. Por si la definición antes transcrita no era clara, eso quiere decir que todos (incluidos nuestros preclaros líderes y autoridades) estamos sujetos al ordenamiento jurídico vigente en cada momento.

Dicho ordenamiento jurídico, por ser obra humana y por lo tanto falible (que lo es) es susceptible de cambios, cambios que se realizan con sujección al procedimiento que el propio ordenamiento establece y cuyo cumplimiento hace que una frase escrita en un papel sea una norma jurídica obligatoria, por contraposición a, por ejemplo este blog, que no es más que otra cosa escrita más (estamos trabajando para subsanar este problema).

Tales cambios son consustanciales al propio Ordenamiento Jurídico y en la práctica muy frecuentes, como puede comprobar cualquiera que consulte un Boletín Oficial del Estado. Esto, me temo, no es un partido de fútbol, es un Estado, así que hablar de "reglas de juego" que no pueden cambiarse "a mitad del partido" es, en mi humilde opinión, una tontería, dirigida tal vez a ocultar argumentos de oportunidad política, pero en ningún caso un principio jurídico aceptable.

Por lo mismo, pretender que una supuesta voluntad popular, aún manifestada a través de sus representantes democráticamente elegidos, puede ser superior al derecho vigente, de suerte que cuando se intenta aplicar éste existe un "atentado a la democracia" es una clara tergiversación de conceptos.

En mi opinión, tan contrario al ordenamiento jurídico es decir que el Tribunal Constitucional no es competente para sancionar la constitucionalidad de un Estatuto de Autonomía (lo es, consúltese la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional) como que sus miembros no pueden ser renovados antes de dictar la sentencia, habiendo transcurrido el tiempo marcado en la misma Ley (que no prevé semejante excepción).

Así que la conclusión es inevitable: se nos intenta dar gato por liebre, y subvertir nuestro sistema, confundiendo el Estado de Derecho convirtiéndonos en una democracia indirecta,y representativa en la que nuestros representantes democráticamente elegidos se convierten en portavoces de nuestra voluntad, algo que es contrario a lo previsto en nuestra constitución.

Si de verdad quieren conocer cuál es nuestra voluntad, hágase un referendum. Que por cierto, está previsto en nuestro ordenamiento jurídico.

Y dejen de molestar, que estamos trabajando para solucionar los problemas que nos han causado.


miércoles, 17 de marzo de 2010

¡EUFORIA!


Por razones que no vienen al caso, he estado dándole vueltas estos días a la pérdida del gusto por las cosas sencillas. Como siempre en estos casos, he acudido a Calvin, y una de sus frases más famosas: "¡La felicidad no es suficiente para mí! ¡Exijo euforia!".

Es curioso como una "tira cómica" de hace algunos años ha logrado profundizar más en el carácter de esta sociedad que muchas de las sesudas obras de los sociólogos. Tal vez se deba a que el dibujante está obligado a observar la realidad para reproducirla, sin intentar ajustarla a sus propios parámetros morales (sólo estéticos). Pero hoy no hablaremos de eso.

En realidad de lo que se trata es que en este tiempo y lugar casi todos tenemos cubiertas nuestras necesidades fundamentales (no sólo básicas). Comemos varias veces al día, tenemos una vivienda que en muchas sociedades y tiempos se consideraría lujosa, un vehículo motorizado propio y otra serie de ingenios mecánicos que en general nos facilitan la vida. Incluso hay gente que tiene varias camisas.
Contamos además con algo que en otro tiempo y en otros lugares es imposible o incluso incompresible: tiempo de ocio. Y medios para llenarlo de la manera que prefiramos.

Pero claro, preferimos ver la vida como un niño de seis años.

Me gustaría adelantar que no pretendo decir que nuestra situación sea inmejorable, o que no tengamos motivos de queja, o que no sea criticable la sociedad en la que nos encontramos. Todo eso es evidente. Es también evidente que hay problemas humanos que nos afectan y nos afectarán siempre: enfermedad, muerte, violencia...; no hay duda que entre nosotros hay quien los sufre y por ello no puede ser completamente feliz.

Pero si uno mira a su alrededor no puede menos que comprobar que hay mucha gente que es infeliz sin motivo . No es infeliz por algo que le pasa, sino por algo que quiere, algo imposible. Porque lo que quiere no es ser feliz. Lo que quiere es ¡Euforia!.

Hace años, como es lógico, todos teníamos ilusiones o sueños imposibles. Que si un Ferrari Testarrosa. Que si salir con este cantante o esta actriz. Que si una mansión en los Cárpatos. Que si ir de viaja aquí o allá. Pero, en cuanto seguía siendo imposible, era una fuente de diversión, de ensoñación, no nos hacía apreciar menos lo que teníamos. Y si se conseguía algo de esto... bien, entonces llegaba la euforia. Sin embargo, de alguna manera, estos ingenuos deseos han llegado a envenenarnos, de forma que nos hemos gastado lo que no teníamos en conseguir cosas que no necesitábamos, y, esto lo trágico, ni siquiera entonces fuimos felices, porque había una cosa todavía mejor y que no podíamos conseguir. Y así sigue la rueda.

Pasa lo mismo con nuestra relaciones personales. Son muchas cosas, pero para mí lo más curioso es como el contacto físico ha acabado relacionándose con el sexo, otra vez en esa búsqueda del extremo. Parece que no puede haber nada intermedio. Intenten darle un abrazo a alguien y ya verán ya. O mejor dicho, ya nos veremos en el juzgado. Porque claro en estos tiempos de extremo, nadie puede resolver sus diferencias sin pasar por el juzgado. Algo bueno tenía que salir de todo esto . Ejem...

Así que está claro, lo que queremos es ¡Euforia!.

Aquí podíamos decir aquello de que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita o alguna chorrada así. Pero estas frases mueven a la desconfianza, porque uno siempre se las oye decir a alguien que parece tener bastante más de lo que necesita, y no puede dejar de pensar si no estarán intentando tomarnos el pelo. En vez de eso, un consejo: recupere el gusto por los placeres sencillos.

No digo que no sea maravilloso aprovechar el puente para irse de viaje a las Chimbambas pero... ¿cuánto hace que no da un paseo tranquilo por su ciudad, por su pueblo, por su provincia? ¿Cuándo fue la última vez que se sentó debajo de un roble a pensar?¿Cuánto tiempo hace que no lee un buen libro, que no compone una sinfonía, que no pinta un cuadro, que no toca la guitarra, que no hace, en fin, lo que siempre le gustó? Abandone todos esos cursillos, simposios, reuniones, y otras actividades extracurriculares que no le aportan nada y le impiden emplear su tiempo libre en lo que realmente le gusta. Pero recuerde que los hijos no son renunciables. Los medios hay que ponerlos antes, amigos. ¿Y cuánto hace que no toma un cacharro con sus amigos? No con sus compañeros de trabajo ni con sus clientes, ni con sus conocidos. Con sus amigos, a los que hace tiempo que no ve. Llámeles, salgan por ahí.

Y, por amor de Dios, cuando les vea, deles un abrazo.



lunes, 11 de enero de 2010

Problemas de Estética

Otro año más.

Hacía tiempo que no escribía nada en este mi blog, aunque no sé presentar mis disculpas ante el lector habitual -si es que queda alguno- por el abandono en que les he sumido o por mi intempestivo regreso, ahora que comenzaba a pasar página.

El caso es que han sido unos meses bastante tumultuosos en lo particular (aunque sólo por comparación, no se vayan a creer) y sin demasiadas cosas para comentar, o al menos así me lo ha parecido, con lo que inevitablemente me he dejado arrastrar a otras cosas y luego pasa lo que pasa.
Y estoy divagando....

Aunque sólo tiene una relación tangencial con el tema del que me gustaría hablar, he decidido poner una foto de un pecho de silicona, pues al parecer las fotos de pechos femeninos hacen subir la audiencia y me han dicho que ahora a la gente le gustan más éstos que los naturales, cosa que no acabo de entender, aunque reconozco que parecen más sencillos de conseguir y más manejables.

Y es que, saben, resulta preocupante el modo en que lo estético ha sustituido a la vida. Toda sociedad que ha existido, eso lo sabemos bien, ha sido construida sobre la hipocresía y la apariencia en las relaciones privadas. Todos ocultamos algo, aunque sólo sea porque no es de la incumbencia de nadie.

Pero de alguna manera, en los últimos años nos hemos vuelto (como sociedad) más superficiales. No se trata ya de crear una apariencia para enmascarar lo que queremos que los demás no sepan, sino que además lo que hacemos ha de "parecer". No basta con hacer o ser algo, hay que darle publicidad. Metidos en esa dinámica, hemos dado el siguiente paso y hemos dejado que lo aparente supla a lo real, de manera que ya sólo existe lo que se publicita, y parece que hemos perdido toda capacidad (como colectivo) de elaborar un juicio crítico, responsable limitándonos a aceptar y dar por buenas las cosas que se nos muestran a la vista, sin palpar a ver que hay debajo.

Puede verse en la cosa pública, en la que el anuncio de un proyecto sustituye cada vez con más frecuencia al desarrollo del proyecto en sí, llegando a ser la de la publicidad una de las partidas que cada vez tienen mayor importancia en estos temas.

Pero ha alcanzado a todo lo demás. Hay que ser una top model para presentar el telediario. Hay que salir en el telediario para que el juez o el alcalde se ponga con tu caso. A los cuarenta años ya no sirves para nada, por que "parece" que sólo los "jóvenes" están de moda. Salvo en la Iglesia -gentes tradicionales y de orden- en la que hay que tener más de ochenta años para salir de monaguillo. Para escoger un trabajador se usa un test, que no sirve para conocer su capacidad pero es muy aparente, y se prima al trepa y al que "tapa" los marrones por encima del trabajador responsable, porque parece que estos dan más guerra. Y así sucesivamente.

No sé si por escoger la estética frente a la capacidad es por lo que estamos donde estamos (aunque claro, yo estoy aquí y usted está ahí, por lo que tal vez no lo veamos igual) pero la verdad es que parece una opción bastante triste. La estética está bien para lo que está, pero lo demás también tiene su valor y a veces es preferible.

Aunque claro, también puede ser que sólo quiera aparentar una cierta profundidad de carácter y personalidad fuerte mediante la repetición de lugares comunes y no demasiado ingeniosos mezclados con fotos de pechos, en un intento de parecer original y sofisticado. En ese caso este párrafo sería un patético intento de auto-justificación, a fin de superar mis inseguridades mediante afirmaciones pretendidamente humorísticas, además de trasmitir una supuesta capacidad para reírme de mi mismo.

Sólo los que me conocen saben la verdad.

O eso les parece.




 
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