Un año más, coincidiendo con las festividades del Solsticio de Invierno, los Israelíes y los Palestinos se asesinan unos a otros.
Reconozco con pesar que me es difícil tomar partido en un asunto como éste, porque es difícil teorizar cuando la gente está muriendo.
Irracionalmente siento simpatía por el más débil, por el que más está sufriendo, pero he vivido lo suficiente para comprender que si alguna vez el destino da la vuelta a la situación los palestinos no dudarán en acabar con los Isralíes, si pueden.
Históricamente, estoy del lado de los Palestinos, que fueron arrojados de sus casas y sus pueblos sin compensación y sin esperanza, y encerrados en una tierra que apenas podía sustentarlos. Me da igual lo que sufrieran los judíos durante la Segunda Guerra Mundial; los europeos nunca debieron satisfacer su deuda a costa de los Palestinos, que nada habían tenido que ver en ello. sino a costa de un sacrificio propio. Y de paso se podía haber hecho lo mismo con el resto de los grupos masacrados, encerrados y asesinados durante el conflicto por el mero hecho de su etnia, su ideología o sus costumbres.
El hecho de que la creación del Estado de Israel o la división de Persia, entre otros hechos igualmente dignos de alabanza, hayan servido para mantener en la guerra, la pobreza y la incultura una de las zonas más ricas del mundo, evitando que pudiesen hacerse con el poder real que sin duda podrían alcanzar imaginamos que no ha tenido nada que ver. Y a nosotros nos ha beneficiado mucho, así que...
Tampoco merece destacar que es el propio estado de Israel el que creó y apoyó Hamas, como medio para evitar que una Palestina estable y pacificada le privase de la posibilidad de poner su bota sobre ella de vez en cuando.
Porque en todo esto sólo hay una verdad: se está castigando al inocente. Y eso es inaceptable.
Fue Sinibaldo dei Fieschi (insigne jurista y Papa con el nombre de Inocencio IV) el que dejó fijado, allá por el siglo XIII, que las colectividades no pueden pecar ni cometer delitos, a fin de acabar con los castigos colectivos inflingidos a las ciudades por los crímenes de alguno de sus ciudadanos. No le hemos hecho demasiado caso en estos casi ocho siglos.
Seguimos condenando al hijo por los crímenes del padre, al extranjero por los de otro extranjero. Es lo que les viene ocurriendo a los judíos en todos los países en los que han vivido (crímenes imaginarios, las más de las veces) y es lo mismo que llevan haciendo los israelitas durante años no sólo con los palestinos (pueblo semita como ellos) sino con otros grupos minoritarios (como los judíos de origen africano).
Y es la misma base de esta guerra. Porque un palestino comete un crimen execrable (asesina a una persona inocente con un misil) se castiga a cientos de palestinos inocentes (que no han lanzado el misil, ni siquiera saben cómo o cuándo se hizo). Todo vale para asesinar al culpable, o supuesto culpable, las más de las veces.
¿Es esto legítima defensa? Evidentemente no. No tanto por la desproporción de armas como porque se ejerce contra personas que nada tienen que ver con el ataque. Usando una analogía, es como si alguien se acercara a nosotros en un bar con una navaja y, para defendernos, quemásemos el local con todos los parroquianos dentro.
¿Acaso la inmensa mayoría de los que han muerto en estos meses, cualquiera que fuese su bando, eran culpables de algo? ¿Decidieron la creación del estado de Israel y la expulsión de los Palestinos entre 1947 y 1948? ¿Creáron y apoyaron a Hamas? ¿Habían causado la muerte o el sufrimiento de otro ser humano, por cualquier medio? ¿Pretendían obtener unos mejores resultados en las encuestas de intención de voto y después en las próximas elecciones?
No. Eran la mayoría gente corriente, que intenta llegar a fin de mes, cuidar de sus hijos, conservar su trabajo, salir adelante... o eran niños. Muchos crímenes se han cometido en estos sesenta años, pero ninguno de ellos puede achacarse a los que mueren y sufren...salvo que algún culpable haya acabado pagado por mera casualidad. Pero tranquilos, la mayoría descansan cómodamente en sus casas, más allá de toda justicia humana.
Extrañamente, el problema para aceptar este razonamiento lógico no sólo parece cosa de religión y de un derecho basado en el "ojo por ojo", sino que muchos cristianos, destacadamente los protestantes estadounidenses, parecen haber olvidado las propias bases de su moral y de su derecho, justificando la matanza de inocentes como medio para castigar el culpable.
O tal vez, cuando vuelven su mirada al siglo XIII, prefieren escuchar al arzobispo de Narbona, Arnaldo Amalric.
Reconozco con pesar que me es difícil tomar partido en un asunto como éste, porque es difícil teorizar cuando la gente está muriendo.
Irracionalmente siento simpatía por el más débil, por el que más está sufriendo, pero he vivido lo suficiente para comprender que si alguna vez el destino da la vuelta a la situación los palestinos no dudarán en acabar con los Isralíes, si pueden.
Históricamente, estoy del lado de los Palestinos, que fueron arrojados de sus casas y sus pueblos sin compensación y sin esperanza, y encerrados en una tierra que apenas podía sustentarlos. Me da igual lo que sufrieran los judíos durante la Segunda Guerra Mundial; los europeos nunca debieron satisfacer su deuda a costa de los Palestinos, que nada habían tenido que ver en ello. sino a costa de un sacrificio propio. Y de paso se podía haber hecho lo mismo con el resto de los grupos masacrados, encerrados y asesinados durante el conflicto por el mero hecho de su etnia, su ideología o sus costumbres.
El hecho de que la creación del Estado de Israel o la división de Persia, entre otros hechos igualmente dignos de alabanza, hayan servido para mantener en la guerra, la pobreza y la incultura una de las zonas más ricas del mundo, evitando que pudiesen hacerse con el poder real que sin duda podrían alcanzar imaginamos que no ha tenido nada que ver. Y a nosotros nos ha beneficiado mucho, así que...
Tampoco merece destacar que es el propio estado de Israel el que creó y apoyó Hamas, como medio para evitar que una Palestina estable y pacificada le privase de la posibilidad de poner su bota sobre ella de vez en cuando.
Porque en todo esto sólo hay una verdad: se está castigando al inocente. Y eso es inaceptable.
Fue Sinibaldo dei Fieschi (insigne jurista y Papa con el nombre de Inocencio IV) el que dejó fijado, allá por el siglo XIII, que las colectividades no pueden pecar ni cometer delitos, a fin de acabar con los castigos colectivos inflingidos a las ciudades por los crímenes de alguno de sus ciudadanos. No le hemos hecho demasiado caso en estos casi ocho siglos.
Seguimos condenando al hijo por los crímenes del padre, al extranjero por los de otro extranjero. Es lo que les viene ocurriendo a los judíos en todos los países en los que han vivido (crímenes imaginarios, las más de las veces) y es lo mismo que llevan haciendo los israelitas durante años no sólo con los palestinos (pueblo semita como ellos) sino con otros grupos minoritarios (como los judíos de origen africano).
Y es la misma base de esta guerra. Porque un palestino comete un crimen execrable (asesina a una persona inocente con un misil) se castiga a cientos de palestinos inocentes (que no han lanzado el misil, ni siquiera saben cómo o cuándo se hizo). Todo vale para asesinar al culpable, o supuesto culpable, las más de las veces.
¿Es esto legítima defensa? Evidentemente no. No tanto por la desproporción de armas como porque se ejerce contra personas que nada tienen que ver con el ataque. Usando una analogía, es como si alguien se acercara a nosotros en un bar con una navaja y, para defendernos, quemásemos el local con todos los parroquianos dentro.
¿Acaso la inmensa mayoría de los que han muerto en estos meses, cualquiera que fuese su bando, eran culpables de algo? ¿Decidieron la creación del estado de Israel y la expulsión de los Palestinos entre 1947 y 1948? ¿Creáron y apoyaron a Hamas? ¿Habían causado la muerte o el sufrimiento de otro ser humano, por cualquier medio? ¿Pretendían obtener unos mejores resultados en las encuestas de intención de voto y después en las próximas elecciones?
No. Eran la mayoría gente corriente, que intenta llegar a fin de mes, cuidar de sus hijos, conservar su trabajo, salir adelante... o eran niños. Muchos crímenes se han cometido en estos sesenta años, pero ninguno de ellos puede achacarse a los que mueren y sufren...salvo que algún culpable haya acabado pagado por mera casualidad. Pero tranquilos, la mayoría descansan cómodamente en sus casas, más allá de toda justicia humana.
Extrañamente, el problema para aceptar este razonamiento lógico no sólo parece cosa de religión y de un derecho basado en el "ojo por ojo", sino que muchos cristianos, destacadamente los protestantes estadounidenses, parecen haber olvidado las propias bases de su moral y de su derecho, justificando la matanza de inocentes como medio para castigar el culpable.
O tal vez, cuando vuelven su mirada al siglo XIII, prefieren escuchar al arzobispo de Narbona, Arnaldo Amalric.
2 comentarios:
Es una lástima que no todas las personas tengan la misma capacidad para ver las cosas desde varios ángulos, en ninguna guerra hay un sólo culpable, y, como tú dices, suelen pagar las consecuencias los inocentes, pero claro, eso no nos importa porque se ha saldado así la deuda.
Por cierto, no te había enlazado en el blog pero acabo de hacerlo :P
Revisa el texto que falta alguna letra por ahí :P
Saludos y enhorabuena por el blog.
Bueno, también sobra alguna letra por allá, así que al final se compensan :)
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